20061220

¿La Fundación de Colón?

Hernán J. Ramírez

Como las personas preguntan quien fundó a Colón, no quiero defraudarlos y por ello he creído necesario resolver este dilema.

En el siglo XVI unos indios de Lobatera compraron esta meseta por 40 patacones con la finalidad de establecer una aldea con los indios que vivían en la Comarca. Pero en 1849 tembló la tierra y derrumba los bohíos que existían, después vino el cura de almas José Amando Pérez y con Pedro María Reina, trazaron las calles y carreras, la plaza centro y el terreno para la iglesia, con la ayuda de indios y caciques se levantaron nuevos bohíos, pero el 18 de mayo de 1875 otro terremoto destruyó el poblado y se pensó que no se iba a fundar Colón.

A finales del siglo XIX de Europa llegaron un grupo de conquistadores con apellidos como: Anselmi, Paolini, Richi Labiosa, Fossi, Chososmos, Mazzei, Croce y Bellset y otros con miras de fundar la ciudad, pero se armó la trifulca entre criollos y recién llegados, se establecieron trincheras para combatir con furia, y en esos días el cacique José Dolores Roa sembraría una samán para que no le quitaran la primacía de la fundación.

La lucha entre indios y conquistadores se encontraba en pleno apogeo hasta que los recién llegados pidieron una tregua en el mes de junio y decidieron hacer una corrida de toros y sacaron el santo patrono en procesión.

Más tarde llegaron otros conquistadores y continuaron la contienda y entre lucha y batallas el indio colonense Tiburcio Medina funda el mercado de la plaza para que los combatientes adquirieran las provisiones.

No sabían por donde comenzar la fundación, si en la Tapiza, o en el cementerio, o por la borda, o por el Topón, pero como es conquista, el Cacique Olimpo Figueroa sirviendo de mediador instala una pulpería en la calle del mosquero donde vendía la mistela, champurria, eneldo, guaco, manzanilla y demás hiervas aromáticas.

Los indios del patio instalaron sus trincheras en los alrededores de la plaza donde el indio de la tribu de los palmares Héctor Pernía instaló su choza frente al pan de año donde se refrescaba entre lucha y combate.

El indio Orangel García con la intención de definir la contienda instala su frente de batalla en la borda donde criollos y extranjeros peleaban cuerpo a cuerpo con las chicas del bar y esas si eran peleas.

En 1952 el indio nativo Rafael Ramírez construye su campo de batalla en la piscina donde se hacían los tratados de paz al ritmo de una rockola. Ante la lucha por la fundación de la tribu de los indios Táriba llegó el indio Esteban Gil Moreno a fundar la botica Ayacucho donde vendía el mercurio cromo para los heridos y el sulfatiazol para las indias del patio pero como las noches eran oscuras el Cacique Luís Bernal monta una planta de luz que con el nombre de Tamanaco.

Luego llegó el indio Mocotíes, Marcos Rosario Peña instaló su choza en la calle del comercio y lo llamó bar El Morrachón donde se celebraban victorias y derrotas por un final con decisión en el que la india colonense doña Carmen Porras Arellano en su choza de la calle 4 atendía a indios y conquistadores por igual porque allí era el sitio que al igual que un hospital las penas se podrían curar.

A don Hipólito Ramírez lo nombrarían el practicante del pueblo para que inyectara a los heridos y a los muertos el formol.

Mientras el periódico el Colonense anunciaba las partes de guerra ocurridas en la época y se nombró a la primera reina de la población, más tarde se trajeron refuerzos de otras tribus. De los Jirajaras del Edo. Lara: vino el indio Román Pérez Orellana y le pidieron que sacara la cuenta de la contienda y el resuelto decía: ni están todos los que son, ni son todos los que están.

De la tribu Guaiquerí de Margarita vino el indio Germán García quien entró en la pelea y se llevó para su bohío a una india de Colón.

De Italia vino Ítalo Fazzio quien construyó casas bonitas y la iglesia de La Esperanza para ver si se arrepentían y ponían fin de la lucha por la situación.

Mientras tanto don Luciano Guerrero con la Banda Municipal recorría las calles para anunciar una nueva corrida o una misa en procesión y Chicote quemaba morteros y las viejitas en la iglesia rezaban por una pronta solución y cuando estábamos a punto de fundar a Colón en el Bunquer de la calle 9 más arriba del mercado en conversación mantenida se preguntó “Quien fundó a Colón” cuando Benjamín Pineda con dos botellas de Cacique entre pecho y espalda respondió “yo no fui” claro que tú no fuiste, y exclamó – es que como a mi me echan la culpa de todo lo que pasa en ésta población-.

De ésta manera quedó fundado Colón en una mañana que no se, en un día de no se cuando y en el año del Señor que tampoco apareció.